lunes, 2 de enero de 2012

TANIA

Tania vestida de modelo francés,
destello de las copas, labios que perduran
en la amargura. Tania condenada a nunca,
a huir, a esperar, a comprender.
Paraíso azul que se difumina por debajo
de sus ojos. Bella niebla. Tania rota,
tan rota de llorar y de beber.
Y la buscaste más allá de su cuerpo que
ya candente de fuego, lleno de cicatrices
se rebelaba y se ofrecía ante ti.
Tania es un mimo que se mueve con
tus monedas de oro y de limosna.
Tania ante su único dios.
Hermosa siendo un maniquí.

Y la veías caminar por tu senda,
orgullosa, segura del paso que daba.
y la sentías tuya, pobre Tania.
Hay voces que solo se oyen de lejos,
y cuerpos que solo se tocan con un dedo.
Y la sentías tuya, mojada de dicha,
pletórica de sueños. Pero un día
pusiste esa piedra en su camino
que la hizo tropezar.
Dime ahora a quién harás llorar e
implorar ruegos contra tu pecho.
Dime ahora como te vestirás,
Como serán tus trajes de soledad.
Y la veías caminar llevando su
cuerpo consigo, su piel aún
caliente de ti pero con el alma
gastada de implorar clemencia.

Los cielos están vacíos, los momentos
de gozo se los traga el recuerdo y
la sentías tuya, bella Tania envuelta
de seda, envuelta de tu áurea tan perfecta.
Amor hecho de grito, de arena, de mares
tranquilos que un día con su ira chocan
contra las rocas.
Tania es aquella roca que está
rodeada de tu enorme isla de ensueño.
Tania condenada a nunca, a morir,
a idealizar una mentira. Tania
sedienta de ti, amargo sabor...
Se deja ir, se deja ir.

Carolina Bosch@

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